La industria del tiempo compartido en las Islas Canarias

Fue en los años 80 cuando los propietarios de hoteles de Gran Canaria se quejaron de la tiranía con la que los recién llegados «los super touroperadores» se apoderaban de un mercado que consideraban como la principal sustancia de su economía.

Tiranos, gángsteres, estafadores e inmorales fueron algunas de las etiquetas que se dieron a los responsables de esa creciente industria.

Los que no cumplieron con la ley, la justicia puso en su lugar, pero ya no hay duda del trabajo que esos operadores turísticos, con exquisita vocación empresarial, hicieron y siguen haciendo por el sector turístico.

A principios de los 90, la industria del tiempo compartido desembarcó en las Islas Canarias, y fue el turno de los operadores turísticos de clamar a los cielos por exactamente las mismas razones, y con los mismos argumentos que se habían utilizado para atacarlos una década antes.

Todavía recuerdo mensajes vívidamente explícitos en la parte trasera de los asientos del avión, alertando a los pasajeros que llegaban a las islas de la maldad de las compañías estafadoras de tiempo compartido.

La justicia puso de nuevo en su lugar a los que violaron la ley, y hoy nadie duda de los beneficios que la industria del tiempo compartido aportó al sector turístico por parte de los que cumplieron con la ley.

Justo antes del siglo XXI, se promulgó la Ley 42/1998 de 15 de diciembre, y una década después la historia se repite…

Las empresas como la nuestra son constantemente atacadas con exactamente los mismos argumentos que se utilizaron contra los que ahora se sienten atacados por nuestro trabajo.

La justicia volverá a caer sobre aquellos que violan la ley, y seguirán haciéndolo a pesar de las mentiras y amenazas que se nos lanzan.

No dejes que te confundan…

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